En esta novela indígena se mueven dos tipos esenciales de nuestra tierra, el indio y el gaucho, en una trama de fuertes pasiones, en episodios amenos que narran la vida de los indígenas, sus sentimientos, sus correrías, sus luchas y sus heroicidades. Aquí vemos al indio insumiso, juguete de un destino que le hace retroceder y contra el cual lucha; vemos al gaucho en el cual se perfilan los rasgos de un pueblo nuevo, unido a la tierra, y al pionero, héroe y mártir que quiere hacer producir la tierra y llevar los gérmenes de una civilización. Caldén Rojo nos lleva a la época mas activa del pasado indígena, nos cuenta las costumbres, el lenguaje, las luchas y las aspiraciones, haciéndonos vivir el ambiente de una época en una narración llena de vigor y emoción. Es el conflicto entre dos culturas que pelean por una tierra prometedora y ancha. El instinto primario de unos contra la estirpe en ascenso de otros. Al plantear esas diferencias lo hace el autor de Caldén Rojo con soltura y estilo llano, en el que asoma un dejo de amargura romántica, muy adecuado para mostrar su noble y acendrado amor a nuestra tierra. El autor, Américo de Luca, siguiendo la línea lograda felizmente en obras anteriores. nos presenta en este libro una nueva faceta de su pluma, un panorama nuevo. Cada página trasunta su posición ejemplar de hombre del interior, que es intérprete cabal de los sentimientos y pasiones del hombre del pasado. La obra de De Luca, Tierra del Diablo está a punto de ser llevada a lu pantalla. Es reconfortante, cuando nuestros intelectuales buscan otros horizontes como escenario de sus libros, encontrar una obra eminentemente argentina, donde se difunde lo nativo, lo genuino, de una manera dramática, que no pierde su enlace con lo histórico y con lo natural. Obra autóctona, donde aparecen hombres y paisajes con tonalidad insospechada con honda presencia de patria.